lunes, 27 de febrero de 2012

De "krakenes" y otros siniestros misterios del mar


Los arrecifes, a veces, muestran aspectos siniestros y enigmáticos/CHANO MONTELONGO.


Lejos de lo que estamos acostumbrados los buceadores, el mar no es sólo un conglomerado de arrecifes tropicales llenos de vida y color, abarrotados de fauna alegre y desinhibida, los océanos también tienen una cara siniestra, más enaltecida por la literatura y el desconocimiento que por la realidad cotidiana. La mar es un pozo desconocido lleno de misterios y secretos por desvelar y, por supuesto, mitos y leyendas que, desde tiempos inmemoriales, han alimentado a las mentes más calenturientas de la humanidad.
En el mes de vida de este blog, En busca del kraken, su título parece que ha provocado un relativo desconcierto entre algunos lectores, con el consiguiente malentendido, que han interpretado que había una relación directa entre el título del blog y la Expedición Manokwari 2012 que, por simple azar, han coincidido en el tiempo. Pero, vayamos por partes... El kraken, tal y como lo presenta la literatura (y sólo la literatura y las creencias populares), es un monstruo marino creado por la mitología escandinava que a lo largo del tiempo ha sido descrito de mil y una formas diferentes..., como un pulpo o calamar gigante que arrastraba enormes barcos al fondo del mar con sus poderosos tentáculos; como una enorme ballena del tamaño de una isla flotante -y con la tenacidad de Moby Dick- y cuyo verdadero peligro para los navegantes no era la criatura en sí misma, sino el remolino de agua que creaba tras sumergirse rápidamente; o, incluso, el narval, una de las criatura más fascinantes del mundo marino que por el hecho de haber nacido con un prominente diente en forma de cuerno afilado (al modo de unicornio) fue víctima de la ignorancia humana y sus temores convirtiéndolo hasta bien entrado el siglo XVIII en un monstruo peligroso aficionado a embestir barcos. A pesar de que el libro del Génesis asegura que "Dios creó a los grandes monstruos marinos" (Job 41.1), en realidad el kraken no es más que un mito al igual que lo son otras famosas bestias oceánicas como el Leviatán -una criatura medio serpiente, medio dragón, con aletas y caparazón, que fue creada en el quinto día de la Creación- , o el Morgawr -un críptido marino de dimensiones exageradas cuya forma recuerda a la de los grandes dinosaurios-, en fin..., que el kraken es todo aquello que no se conoce y que asusta. Y aquí aprovecho para mostraros una ilustración (en la que me dejé unas cuantas horas de sueño) que muestra mi concepto incónico del kraken y a la que he añadido una frase evocadora y estimulante para aquellos que amamos el mar.
Mi concepto icónico del encuentro de un buceador con el kraken/CHANO MONTELONGO.

Por todo esto, en el argot científico, la frase "en busca del kraken" sólo es un concepto o una licencia literaria o, simplemente, una frase hecha para designar la busqueda de lo desconocido e imprevisible. Este blog se titula así por esto precisamente y el hecho de que los primeros post hicieran referencia a nuestra expedición que se fue hasta la remota Papúa occidental para documentar una colonia de tiburones ballena que mantenían un extraño comportamiento y que interactuaban con el hombre es, simplemente, una casualidad. El tiburón ballena no es, ni de lejos, un kraken, es únicamente una extraordinaria criatura marina que, a pesar de ser el pez más grande que habita los mares -puede llegar a medir 18 metros- es una de las especies de las que menos se sabe y de la que se dicen algunas cosas -como que la de la leyenda de Jonás que, al parecer, no fue comido realmente por una ballena, sino por uno de estos enormes tiburones que, a pesar de su enorme boca, no tiene ni un sólo diente con el que asustar a nada ni a nadie-.
A pesar del tamaño de la boca, el tiburón ballena resulta completamente inofensivo/CHANO MONTELONGO.
Dicho todo esto, que cada cual saque sus propias conclusiones. El kraken es o representa lo que cada uno de nosotros quiera o le apetezca..., por ejemplo, para mí, el kraken es mi jefe (en voz baja: y hasta tengo fotos de él pero me parecía muy fuerte colgarla en este blog..., además, seguro que no os iba a gustar... ¡tienes dos cabezas!). A veces, el mito del kraken está más cerca de lo que pensamos y -como decía un amigo hace unos días- "no hace falta irse tan lejos ¡a Papúa! para encontralo".

¡Larga vida a los océanos!


Nota del autor: Para no caer en equívocos, hay que aclarar que en lo referente al último párrafo del post no se trata más que de un recurso literario, de una figura retórica, concretamente de una prosopopeya –darle la cualidad humana a un animal que no la tiene-, para que nadie pueda darse por aludido y la vayamos a liar parda… o lo que es lo mismo, lo que dicen en la películas americanas: “cualquier parecido con situaciones cotidianas o personas reales es mera coincidencia” ;-)